Saturday, April 24, 2010

Sentimientos por la mitad

Alicia llego ayer al medio dia, pero desde antes de las 10, ya mi estomago estaba hecho un manojo de nervios, como quien quiere predecir un desastre. Es que pocas veces el numero tres ha sido de buena suerte y yo estaba segura de que esta vez no seria la excepción. La vi casi igual, pocas cosas habían cambiado desde mi viaje a Alabama, y me parecía la misma ballerina de cristal, solo que esta vez, había una maquina de oxigeno que amenazaba con romperla, a cada instante, y por supuesto, el miedo, el miedo que siempre esta presente, miedo de de no hacer las cosas lo suficientemente rápido, miedo de que se desmaye, miedo de que le rompan el corazón, miedo de la muerte que es el miedo ganador.
Miles de sentimientos a la mitad, y en el aire baila la incertidumbre, queriéndonos confundir, queriéndome burlar, porque han sido muchas las veces de prometer no volver a mirar atrás, cerrar los ojos y simplemente move on, pero me gana la compasión y la tristeza cuando la veo tan indefensa en aquella silla que no hace menos que encadenarla, aunque su corazón esta lleno de las razones incorrectas, y aunque todavía en estos momentos, todas las cosas que hago tengan una razón oculta, una razón que nadie entendería.
Uno, Dos, Tres, Cuatro, son las seis quince de la mañana y yo nunca había tenido tantas ganas de salir corriendo, consumida entre un amor prohibido que me pasa por la cabeza, ese tipo de amores incorrectos con personas que nunca consentirían lo que otros llaman perverso, seis, siete, ocho y nueve, muchos de nuestros sufrimientos pasan por haber nacido recubiertos de la piel incorrecta, nada es como debería ser. Al llegar a su habitación, entre regalos cuya espera fue mas divertida que el regalo en si, miradas que no sucedieron, posiciones que eran mas deja vu que otra cosa, y el miedo, casi por dos segundos me paso por la cabeza la idea de volver atrás, hasta de la manera mas inocente encontré una pieza de lingerie negro en una maleta por equivocación… una maleta que no era la mia, ni la de una invitada por error. Ten.

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